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My will (one shot Inuyasha) Friker10
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Mensaje por Selene_Weasley Sáb Mar 21, 2009 10:03 pm

Hola, aqui les dejo este one shot de Inuyasha
Espero qe les guste ^^

- ¡Kagome!
Inuyasha corrió rápidamente a donde la chica permanecía inconsciente y llena de tierra tras un ataque.
- ¡Maldito! ¡No te lo perdonaré! ¡Recibe mis garras de acero!
El monstruo fue destruido instantáneamente después de eso, mientras regresaba con Kagome, quien ya se encontraba acompañada del pequeño Shippo.
- ¿Está muerta? –dijo el zorrito lloriqueando
- No digas tonterías Shippo, Kagome no puede estar muerta, no puede…
- ¡Inuyasha!
Sango y Miroku acababan de llegar al lugar montados en Kirara, después de haber destruido a otro monstruo que atacaba una aldea.
- ¿Cómo está Kagome? –preguntó la exterminadora
- No sé, no ha reaccionado, será mejor llevarla a la aldea para que la curen
Inuyasha la tomó entre sus brazos y empezó a correr velozmente para llegar a la aldea, mientras que los demás lo seguían en Kirara.
- Estará bien, solo ha sido un golpe en la cabeza, aunque tardará en despertar un rato más –dijo la anciana Kaede -, veo que estás preocupado
- ¡Ja! No digas tonterías anciana
Inuyasha salió de la choza con gesto de molestia en su rostro, le fastidiaba que hicieran énfasis en que le preocupaba la tonta de Kagome, además, siempre se metía en cosas que no le incumbían, por eso siempre terminaba lesionada, aunque, a decir verdad, si le importaba mucho lo que pudiera pasarle.
A través del tiempo, desde que la había conocido, había ido encariñándose con ella, era una chica valiente, y que había arriesgado su vida más de una vez para salvarlo, aunque él fuera un simple hombre mitad bestia, un híbrido.
Kagome no despertó sino hasta el día siguiente, y al hacerlo vio la cara de alegría de todos los presentes.
“Ahora es cuando puedo llevar a cabo mi plan, no puedo seguir así con Inuyasha, no puedo” pensó al dirigirle una mirada al joven de cabello plateado.
- ¿Cómo te sientes Kagome? –preguntó Sango amablemente con Kirara en el hombro
- Disculpa, ¿Kagome es mi nombre? –dijo la chica desorientada
Todos la miraron con asombro e Inuyasha se puso rápidamente de pie y se situó frente a ella
- Déjate de tonterías Kagome, ¿por qué estas preguntando tal barbaridad?
- Creo que Kagome tiene amnesia –dijo la anciana Kaede que también estaba presente
- ¿Amnesia? –preguntó Shippo -, ¿Qué es eso?
- Significa que Kagome no se acuerda de nada –contestó Miroku haciendo una cara algo maliciosa -, señorita Kagome, ¿no le gustaría tener un hijo conmigo?
Miroku cayó al suelo tras un gran golpe que le propició Sango, mientras hacía cara de enojo.
- Como se le ocurre decir eso en estos momentos, ¿no ve que Kagome está mal?
- Lo… siento…
- No entiendo que pasa, ¿Dónde estoy? ¿Cómo es que me conocen?
- Tranquila Kagome, tu mente irá recordando poco a poco –dijo la anciana Kaede -. Inuyasha, debes protegerla ahora más que nunca, está muy vulnerable
- ¿Y por qué yo? Siempre tengo que cuidar a esta tonta
- Porque es tu deber como compañero de lucha de Kagome, recuerda que deben terminar de reunir los fragmentos de la perla
- Ay, ya, está bien
Kagome veía a todos con cara de no entender nada, cuando realmente, sabía lo que hacía perfectamente.
La chica permanecía la mayor parte del tiempo callada, lo que parecía desesperar mucho a Inuyasha.
- ¡Ay, como vamos a seguir si no recuerda que tiene que hacer ni porque estamos juntos!
- Cálmate Inuyasha, eso es fácil de solucionar –dijo Miroku
- Claro –afirmó Sango -. Kagome, la razón por la que estamos juntos, es porque buscamos a un demonio que se llama Naraku, él ha causado muchas desgracias y ha… lastimado a gente que nosotros amamos
Kagome miró a Sango con ternura, sabía que hablaba de su hermano, el cual estaba en el poder de Naraku, pero no podía decir nada que la hiciera sentir mejor.
- Ya basta de mimos, Kagome, debemos ayudarnos a recolectar los fragmentos de una valiosa perla, que TÚ rompiste
La chica estuvo a punto de decir “abajo” para que Inuyasha cayera de bruces al suelo, pero debía mantener la calma, aunque esto estaba terminando con su paciencia.
Poco después, siguieron caminando hacia la siguiente aldea en busca de más monstruos que pudieran poseer algún fragmento. Kagome iba en su bicicleta, en la cual llevaba a Shippo.
- ¿De verdad no nos recuerdas? –preguntó el zorrito mirándola tiernamente, siempre había sido un pequeño que le proporcionaba mucho cariño
- No… Shippo
- ¿Ni siquiera ese amor que sientes por Inuyasha?
Kagome quedó completamente sorprendida, ¿tan obvia era? Shippo era un niño, por lo mismo no podía saber muchas cosas, pero si sabía de lo que ella sentía por Inuyasha por el simple hecho de observar, realmente era notorio.
Kagome frenó la bicicleta y se quedó contemplando a Shippo por un momento, sin que nadie se diera cuenta de ello.
- Yo… ¿estoy enamorada de Inuyasha? –le preguntó al pequeño, aunque realmente quería contestarse ella misma esa pregunta
- Pues, yo no sé mucho del amor así ni de muchas cosas de esas, pero, siempre estas al pendiente de él y lloras si le pasa algo –dijo Shippo cruzándose de brazos -, no haces lo mismo por Miroku, creo que para ti Inuyasha es especial
Kagome bajó la mirada y guardó silencio, en su cabeza giraba la misma pregunta que acababa de plantear, y la respuesta era sí, estaba enamorada de aquel híbrido, que parecía ser tan frío e indiferente, pero que realmente era un ser bueno; la prueba más clara de su respuesta era que estaba fingiendo no recordar para lograr saber cuáles eran los sentimientos de él.
- ¿Qué tanto están haciendo? Nos están retrasando
- Ay Inuyasha deja de quejarte, estas peor que yo y eso que soy un niño
- Cállate Shippo –dijo Inuyasha propiciándole un zape
- ¡Sango! ¡Miroku! ¡Yo me voy con ustedes!
Shippo abandonó la bicicleta dejando a Inuyasha y Kagome solos. Ella aún estaba pensativa.
- Y tú Kagome, debes empezar a recordar pronto ¿entiendes? Esto esta fastidiándome
- Tu no me quieres, ¿verdad?
Inuyasha la miró sorprendido, nunca esperó escuchar eso de la boca de Kagome.
- ¿Por… por qué dices eso?
Kagome solo lo miraba, mientras Inuyasha parecía confundido y algo apenado ante la pregunta de la chica.
- No seas tonta, si te quiero –dijo el chico dándole la espalda
Kagome estaba a punto de decir algo cuando una explosión a varios metros adelante los sorprendió.
- Es hora de irnos
Inuyasha tomó la bicicleta con Kagome y corrió hasta el lugar donde la explosión había sido, Sango y Miroku ya estaba ahí, frente a horrible monstruo reptil.
- Tiene un fragmento de la perla –dijo Miroku mirando a Inuyasha que acababa de ponerse justo a su lado
- Magnífico, otro más –dijo el chico sonriendo – ¡Sango, por favor, encárgate de Kagome, no dejes que le hagan daño!
- ¡Claro!
Ahí estaba otra vez, la estaba protegiendo, ¿realmente le importaba? Inuyasha la confundía demasiado.
No tardaron mucho en derrotar al monstruo, mientras Inuyasha tuviera a Colmillo de Acero y fueran monstruos tan débiles, no habría problema. Justo cuando iban a tomar el fragmento, alguien más lo hizo por ellos.
Une serpiente con diminutas alas zigzagueaba delante de ellos con el fragmento en una de sus patas.
- Una serpiente cazadora de almas –dijo Inuyasha observándola serio
“Oh, no” pesó Kagome, “eso solo significa que… Kikyo está aquí”.
Todos lo sabían, pero Kagome era siempre la que resultaba dañada de tales encuentros.
- ¡Kikyo! ¡Sé que estas cerca!
La sacerdotisa salió de detrás de unos grandes árboles no muy lejos de ahí, mientras la serpiente cazadora de almas l entregaba el fragmento y otras tantas le traían las almas de los muertos.
- Nos volvemos a ver Inuyasha
Kagome había desviado la vista, Inuyasha estaba embobado con ella, como siempre, como desearía que ella desapareciera para siempre.
- ¿Por qué estas llevándote el fragmento?
- Tengo mis propios planes, así que no intervengas, o me obligarás a sellarte de nuevo
- Kikyo…
la mujer dio la espalda a Inuyasha y despareció de su vista, dejando a Inuyasha pensativo y a Kagome indiferente con todo mundo.
Kagome no quiso cenar nada con ellos, vaya, ni siquiera quedarse mientras ellos comían, así que se apartó para ir a dormir.
- Kagome está extraña, ¿no creen? –preguntó la exterminadora
- Tal vez a raíz de su amnesia se siente rara al estar con personas que no recuerda –contestó Miroku
- ¡Ja! Que tonterías –continuó Inuyasha
- Inuyasha, creo que subestimas a Kagome… ella siempre está ahí para ti
Inuyasha se puso de pie y se fue del lugar, no quería escuchar aquella tonta plática, mientras que Sango, Miroku y Shippo se quedaron en silencio.
Inuyasha entró a la casa de campaña de Kagome, ya estaba dormida, o por lo menos eso parecía. Solo la observaba, era bonita, y valiente… acarició su rostro de manera muy cuidadosa para no despertarla, pero cuando ella se movió un poco, Inuyasha salió del lugar para no ser descubierto.
- Inuyasha…
Los días siguientes Kagome fue muy indiferente con él, casi no le hablaba y prefería que cargara su bicicleta y ella irse con Sango. Un día, después de esos desplantes, Inuyasha se cansó de dicho comportamiento y la apartó con él mientras los demás descansaban junto a un río
- Kagome, ¿Qué demonios te pasa?
- Déjame en paz
- Si por mi fuera, no te vería la cara el resto de mi vida, pero te necesito conmigo
- Pues si no quieres ver mi cara, no veo el por qué de separarme de los demás
- Ahhhh rayos Kagome, ¿Qué es lo que tienes?
- ¿Resulta que te importa?
Inuyasha estaba realmente sorprendido, Kagome no se portaba así con él a menos que estuviera muy enojada, y comprendería si lo estuviera por Kikyo, pero… ella no recordaba nada de ellos, así que nada parecía tener lógica.
- Escúchame, basta ya de juegos, no sé que tienes pero no podemos seguirnos peleando –dijo el chico tomando su cara y haciendo que lo mirara a los ojos
- Inuyasha…
Los ojos de la chica se empezaron a llenar de lágrimas, Inuyasha la soltó y empezó a sentirse incómodo con esa reacción, mientras Kagome le dio la espalda.
- No llores, sabes que no me gusta que lo hagas
- ¿Y qué hago? Si todo lo que haces es decirme tonta y parecer que solo soy un estorbo, además, aparece esa mujer y… y…
- ¿Esto es por Kikyo? Pero… se supone que tienes amnesia, ¿Cómo sabes de ella?
- Eres un tonto…
- ¡Kagome, basta ya de juegos!
- ¡Los mismo digo! ¿Acaso no ves que me lastimas? ¿No ves cuanto te quiero?
- ¿Has recordado todo?
- Lo peor son las partes que quisiera olvidar… quisiera olvidar que darías todo por ella, que te irías con ella al mismo infierno porque estuvieran juntos
- Kagome, ella dio su vida por mí…
- ¡No es verdad! Ella piensa que la traicionaste, quiere matarte y aún así tú la prefieres, sin ver que yo si daría la vida por ti
Inuyasha permanecía de pie, mientras Kagome se encontraba arrodillada mirando hacía el suelo.
- Kagome, yo…
- Sé que dije que pasara lo que pasara estaría a tu lado, aún si la preferías, pero he llegado a un punto en que ya no puedo más
- No sé qué decirte…
- Quiero conocer al verdadero Inuyasha, aquel que no piensa todo el tiempo en cómo convertirse en un demonio… Inuyasha, así como eres te valoramos, ¡entiéndelo!
- ¿Y tú que sabes cómo me siento?
- Te hago la misma pregunta hacia mi…
Inuyasha tragó saliva y no dijo nada, tampoco Kagome, ahora los dos estaban hundidos en un profundo silencio.
- Perdóname por haber estado así estos días, realmente me sentía mal, sobre todo aquella vez que nos encontramos a Kikyo. Yo sé que debo esperar a que tu decidas, pero… dame la oportunidad de enseñarte que puedo ser mejor que ella
- Kagome… gracias
“Gracias”, nunca le había dicho eso, a pesar de que muchas veces le daba entender cosas, jamás era claro a la hora de expresarse.
- No te vayas, no me dejes solo, por favor…
Kagome se acercó a él y lo abrazó fuertemente, justo como aquella vez que Inuyasha la lanzó al pozo para que regresara a su casa y protegerla de aquel demonio que era peligroso.
- Jamás lo haré
Inuyasha y Kagome regresaron con los demás, quienes quedaron sorprendidos al ver que iban tomados de la mano. Kagome dejó ver una sonrisa llena de felicidad e Inuyasha estaba sonrojado y queriéndose mostrar indiferente al hecho.

Quise mostrarme ante ti
Como alguien de duro corazón
el tiempo pasó
Me arrepentí
Ahora pediré tu perdón
Mi indecisión causó el gran error
Me dominó el temor
Hoy me descubrí
Y ves ante ti
Lo que hay en mí
Ven, quiero saber que eres realidad
Dame felicidad
¿Qué hay en ti al reír?
¿Qué hay en ti al llorar?
Lo quiero descubrir
¿Por qué esperar?
Siempre temí entregar mi vida
hoy ya no es así
Me decidí
Y nada habrá que me lo impida
Quiero que mi corazón lo goce
Un sentimiento él desconoce
El de amar sin freno entregándose


Basado en la cancion My Will (la de arriba)
Ke es el primer ending de Inuyasha
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